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Internet No es La Nube. Así comienza la clase

ACTUALIZADOS: 20 diciembre 2022

Refresh de Internet No es la Nube (así comienza la clase) en EducaconTic hace un montón de años. Y aporte en Nueva revista Aprender para Educar con Tecnología, de UTN en el art. Razones para dejar de decir que Internet es una nube. 

La nube 
es una de las metáforas más populares cuando se habla de Internet. Pero ocurre que la nube es una denominación del estilo «la gran red de redes». ¿Eso es Internet? Si, y suena bien, pero dice poco. En este post exploramos la posibilidad de comenzar una clase pensando en qué es Internet pero desde una óptica más concreta, desde la Internet real, palpable, la Internet de cables submarinos, tubos y centros de datos.

Internet no es la nube. Dicho así tal vez suena antipático y hasta un poco socarrón, pero vamos a explicar qué queremos decir y por qué nos parece que así puede comenzar una clase. 

La nube es una de las metáforas más populares cuando se habla de «Internet» en general. Hace varios años escuché en una charla que estaba vetusto decir «lo puse en Internet» o lo subí a «Internet», y había que decir «lo puse en la nube», o lo subí «a la nube». Y hace un buen tiempo ya también, yo mismo me he descubierto diciendo mucho sobre la nube, encontrando más y más aristas de la metáfora, enseñando y escribiendo sobre la nube

No obstante la idea de nube en Español es heredada del del cloud computing en Inglés. 
Por otra parte, vemos una enorme cantidad de servicios cloud que nos rodean, acechan y seducen con la promesa de tener todo siempre allí disponible, en cualquier pantalla conectada.

La nube pasó a ser en el imaginario colectivo global (de los que accedemos a la Red) casi un sinónimo de ubicuidad; y esto es muy interesante -o al menos curioso- porque ese atributo, histórica y simbólicamente siempre fue atribuible sólo a Dios; y ahora se le asigna también a la nube = Internet. Entre medio no hubo personas, ni otras tecnologías, del Señor que está en todas partes y por tanto todo lo ve, a La Red, sin escalas, y sin chistar. Siempre me llamó la atención.

Fuera de ese «detalle» podemos percibir que hablar de la nube es en muchos casos suponer ubicuidad. Hasta el mismísimo Sugata Mitra, hace unos años nos sorprendió con la Nube de Abuelas, como parte de su metodología e investigación, alimentando la idea -en el caso de la Educación particularmente- de que la nube está ahí siempre disponible, es buena y nos ayuda siempre.

Las metáforas de la nube nos invadieron, pero lo cierto es que Internet no es una nube. Y así puede comenzar una clase,porque como dijo De Bono una de las fuentes de la creatividad es el Pensamiento Lateral.

Si no es la nube, ¿qué es Internet?

Hace un año tuve la suerte de conseguir en papel el libro TUBOS de Andrew Blum, y desde la primera página estuve pensando en este post, en esto que traigo para compartir aquí. 


Para los que ya lo leyeron a Blum, siguen a @ajblum, o leen algunas de sus publicaciones, tal vez todo lo que sigue les sea familiar. Pero si no es así, o si están con la intriga de saber por qué Internet no es la nube y cuáles podrían ser puntos para lanzar una clase, aquí van algunos datos interesantes

Blum se pasó dos años de su vida recorriendo literalmente el mundo, en búsqueda de la geografía física de Internet, y recorrió los principales centros mundiales de datos (donde duermen los datos), las cajas principales que conecta los nodos más importantes de la red de redes, y sobre todo los tubos por donde corren los datos… que es nada más y nada menos que eso que hace que Internet sea algo tan inabarcable, complejo y no explicable de manera tan simple pero -paradójicamente- también sea cada vez más naturalizado por los usuarios de todo el mundo. Él mismo compara a Internet con el oxígeno, las personas se acostumbran de pequeñas a utilizarlo y no se preguntan de dónde viene.

Cuando estamos mirando una página web, dándole clic a un pulgar en facebook o tuiteando con amigos, rara vez somos conscientes de todo lo que está pasando en Internet en ese momento, y rara vez todo eso complejo que va por detrás y que ocurre permanentemente tiene algún lugar-momento-sentido pedagógico. Importan las aplicaciones, se discute sobre la privacidad, la movilidad, pero muy pocas veces vemos ideas para enseñar qué es realmente Internet, adónde está, por qué es como es, adónde están los cables, adónde están las cajas y los tubos principales por donde corren los datos y en qué lugares se «materializa» Internet.

Cuenta Blum que según la empresa TeleGeography, la ruta internacional de Internet más transitada es la que existe entre Nueva York y Londres, como si las ciudades fueran los dos extremos del tubo de luz más brillante de Internet. Para la red (…) Londres es bisagra entre este y oeste, el lugar en que las redes que atraviesan el Atlántico se conectan a las que se extienden desde Europa, África e India. un bit que vaya desde Bombay hasta Chicago pasará primero por Londres y después por Nueva York, lo mismo que uno que vaya desde Madrid hasta Sao Paulo, u otro que vaya desde Lagos hasta Dallas. (Tubos, Pág. 134 a 135).

  • Los cables submarinos son los tótems de nuestras conexiones físicas. 
  • Si Internet es un fenómeno global, es porque existen cables bajo los océanos; son el medio fundamental de la aldea global.
  • La tecnología de la fibra óptica es fantásticamente compleja, y depende de materiales y tecnologías informáticas de última generación. Sin embargo, el principio básico de los cables es de una simplicidad asombrosa: las luces entran en una orilla del mar y salen por la otra.
  • Los cables submarinos son contenedores directos de luz, como un túnel subterráneo lo es para los trenes. 

Y si de imaginar Internet se trata, entonces los cables submarinos «siempre me sorprendían en los lugares más portentosos y mágicos» dice el autor. «Y el asombro aumentaba cuando me percataba de que sus caminos eran, a menudo, muy antiguos. Con pocas extensiones, los cables submarinos tocan tierra en lugares clásicos -o cerca de ellos- como Lisboa, Marsella, Hong Kong, Singapur, Nueva York, Alejandría, Bombay, Chipre o Mombasa. Cotidianamente podría parecer que Internet ha modificado nuestro sentido del mundo; pero los cables submarinos demostraban hasta qué punto la nueva geografía se había trazado enteramente sobre los perfiles de la antigua. (Tubos, Pág. 143).

Blum en TUBOS relata que intentó visitar un centro de datos de Google pero no pudo, y critica bastante en el libro a la empresa desconfiando de su transparencia con respecto al cuidado de los datos y su Leitmotiv «Don´t be evil«. Pero ocurre que a los pocos meses de que se editara el libro, Google mismo publicó varias fotos, donde podemos ver -o desde donde nos podemos hacer una idea de lo que son- esos lugares donde se almacenan los datos. También podemos buscar y ver algunos data centers de Facebook o Microsoft por poner otros ejemplos de empresas conocidas mundialmente.

Si tuviéramos la posibilidad, un buen proyecto podría ser -así como lo hizo Blum- seguirle el rastro a nuestros cables/tubos y llegar a los principales data centers de nuestro lugar, de nuestro país. Seguramente aprenderíamos mucho, tanto alumnos como docentes.

Datos

El tubo de telecomunicaciones más largo del mundo se llama SAT-3. Une Portugal con Sudáfrica. Va desde Lisboa a Ciudad del Cabo, por debajo del agua, bordeando toda la costa oeste del continente africano y parando en Dakar, Accra, Lagos y otras ciudades (rescatan en Yorokobu).

El almacén de datos para la región de América Latina, por ejemplo, se encuentra en Miami, con excepción de Brasil, que cuenta con un cable que lo conecta directamente a Portugal. Es así que  cuando alguien desde Latinoamérica envía un correo al continente europeo, la información primero llegará a Miami antes de cruzar el Atlántico y después a Londres o Ámsterdam antes de su destino final. Enfatizan en Librosintinta)

Y si una clase puede comenzar afirmando que Internet no es la nube, estos son algunos materiales que puede ayudar a viajar por la Internet de los cables submarinos, de las redes reales:

Otras puertas interesantes son los mapas de cables del mundo (Ahora en https://live.networkatlas.com/)

Sobre el autor

Javier Camacho

Investigadora de seguridad y periodista

Javier Camacho Miranda es un comunicador social y docente de lengua castellana y literatura, con más de quince años de experiencias relacionadas a la escritura en diferentes vertientes.

Antes de convertirse en padre aún no conocía el mundo de los softwares de monitoreo legales y certificados. En sus palabras, antes de preocuparse por la seguridad de su hija después de regalarle su primer smartphone y caer en cuenta de todos los peligros que la acechaban en internet, pensaba “que las habilidades de intervenir un móvil estaban solamente al alcance de los hackers”.

Cuenta con una fuerte pasión por la tecnología, entre otras cosas, y la misma le ha permitido concentrarse actualmente en la redacción sobre aplicaciones espía y otras fuentes relacionadas a diferentes innovaciones tecnológicas.